Turismo

Qué ver y hacer en Asturias en verano

Asturias es una joya del norte de España, un paraíso natural donde el verde de las montañas se funde con el azul del Cantábrico. Durante el verano, esta comunidad autónoma despliega todo su esplendor y se convierte en un destino perfecto para quienes buscan una combinación de naturaleza, cultura y gastronomía. Desde el emblemático descenso del Sella, hasta las impresionantes rutas de senderismo o las tranquilas villas marineras, Asturias ofrece experiencias inolvidables para todos los gustos.

Disfrutar de sus playas vírgenes y calas escondidas

El litoral asturiano es uno de los grandes tesoros del Principado. Lejos del bullicio de las playas masificadas del sur, en Asturias encontrarás playas salvajes, de arena fina y aguas cristalinas, rodeadas de acantilados y prados verdes. Entre las más destacadas están Playa del Silencio, Gulpiyuri —una playa interior única en el mundo—, y Torimbia, ideal para los amantes del naturismo.

En verano, estas playas son perfectas para relajarse, practicar surf o simplemente disfrutar de un entorno natural casi virgen. Muchas de ellas no cuentan con servicios, lo que añade aún más encanto a la experiencia.

Pasear por pueblos con encanto

Asturias está salpicada de pequeños pueblos que parecen detenidos en el tiempo. Visitar algunos de ellos es casi obligatorio para entender la esencia de esta tierra. Cudillero, con sus casas de colores colgando de la ladera frente al puerto, es uno de los más fotogénicos. Lastres, también marinero, combina el sabor tradicional con unas vistas panorámicas al mar espectaculares.

En el interior, Taramundi y Bulnes son perfectos para empaparse del ambiente rural y descubrir cómo la vida sigue su curso al margen del ajetreo moderno. Sus calles empedradas, construcciones en piedra y madera, y la calidez de sus gentes hacen de estos lugares destinos auténticos y acogedores.

Vivir la naturaleza al máximo

Asturias es sinónimo de naturaleza en estado puro. Con más de un tercio de su territorio protegido, ofrece innumerables espacios para la aventura y el descanso al aire libre. El Parque Nacional de los Picos de Europa es el más emblemático, con rutas tan conocidas como la Ruta del Cares, que serpentea entre desfiladeros con vistas vertiginosas.

Los más tranquilos pueden optar por paseos entre bosques milenarios, como el hayedo de Montegrande, o contemplar los lagos glaciares de Covadonga, donde el paisaje parece sacado de un cuento.

En esta misma zona es común ver a excursionistas preparándose para la bajada del Sella, una de las actividades más populares del verano, que recorre en canoa el río entre Arriondas y Ribadesella, rodeado de un entorno verde y refrescante.

Degustar su exquisita gastronomía

Otro de los grandes atractivos del verano asturiano es su gastronomía. Cada rincón de esta tierra ofrece una variedad de platos autóctonos que conquistan el paladar. El cachopo, la fabada asturiana, los quesos artesanales (como el Cabrales o el Gamonéu), y los mariscos frescos del Cantábrico son sólo algunas de las delicias que se pueden probar.

A todo ello se suma la sidra asturiana, que no solo se bebe, sino que se escancia, formando parte de un ritual social muy arraigado. No hay verano completo sin una visita a una sidrería tradicional, donde el ambiente alegre y familiar es tan importante como la bebida.

Participar en fiestas y tradiciones

Durante los meses de verano, Asturias se llena de fiestas populares, muchas de ellas ligadas a la tradición marinera o religiosa. Eventos como la Semana Grande de Gijón, las fiestas de San Roque en Llanes, o las romerías en los pueblos de montaña, muestran una región viva, orgullosa de sus raíces y abierta a quienes la visitan.

Además, las ferias gastronómicas y los mercados artesanales abundan, permitiendo a los visitantes descubrir productos locales, música tradicional y costumbres que se mantienen intactas con el paso del tiempo.

Recorrer sus ciudades con alma

Aunque la naturaleza sea la gran protagonista, las ciudades asturianas también tienen mucho que ofrecer. Oviedo, la capital, es ideal para pasear por su casco histórico, disfrutar de su arquitectura prerrománica y sentarse en alguna terraza de la Plaza del Fontán. Gijón, más moderna y cosmopolita, combina playa, cultura y buen ambiente nocturno. Por su parte, Avilés sorprende con su mezcla de casco antiguo medieval y la vanguardia del Centro Niemeyer.

Estas ciudades son perfectas para hacer base en un viaje por Asturias, ya que cuentan con todos los servicios y una buena conexión con el resto de la región.

Sentir el espíritu asturiano

Visitar Asturias en verano no es solo hacer turismo. Es sentir la fuerza de una tierra que ha sabido conservar su identidad sin renunciar a la hospitalidad. Es dejarse abrazar por montañas, ríos y mar. Es probar sabores intensos y escuchar historias en cada rincón. Es caminar por senderos antiguos, mojarse los pies en aguas frescas y mirar atardeceres que parecen pintados.

Asturias no se ve, se vive. Y el verano es el mejor momento para hacerlo.

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