Cómo despedir a un empleado si tienes una pyme
En empresas pequeñas, las relaciones son más cercanas y la confianza pesa. Por eso, despedir a un trabajador no es plato de buen gusto. Si tienes una pyme y, por las razones que sean, te ves en la situación de despedir a alguien de tu equipo, ten en cuenta que el sentido común y el respeto son la base de todo, pero solo con buena intención no te proteges de problemas legales, así que, además de ser humano, asegúrate de cumplir la normativa.
¿Está claro que el despido es necesario?
Antes de dar el paso, párate un segundo. ¿De verdad el despido es la única salida? Un despido está justificado si hay razones objetivas, como un rendimiento bajo, faltas graves o una reestructuración inevitable.
Si no puedes demostrar esas causas con claridad, te la juegas. Un despido improcedente no es solo un disgusto, sino un problema legal que puede acabar en una indemnización importante o incluso la readmisión del trabajador. Y eso, para una pyme, puede ser un golpe difícil de encajar.
Documenta todo lo necesario
En un despido, la documentación es tu mejor escudo. No basta con decir que un trabajador ya no rinde o ha cometido faltas y errores. Necesitas pruebas claras de lo que ha pasado. Guarda todo lo que pueda demostrar los motivos que te han llevado a tomar esta decisión.
Esto te va a proteger si el asunto termina en reclamaciones porque demuestra que has actuado con transparencia y que tu decisión no es fruto de un calentón.
La carta de despido importa (y mucho)
No, la carta de despido no es un simple trámite para cubrir el expediente. Es un documento obligatorio. No solo protege al trabajador, sino también a tu empresa.
En ella deben aparecer los datos del trabajador y de la compañía, la fecha exacta en la que termina la relación laboral y, sobre todo, los motivos del despido explicados de forma clara. Nada de frases vagas, aquí ser directo y honesto evita líos y malentendidos.
Comunica la decisión con empatía
El momento de dar la noticia es, cuanto menos, incómodo. Además de informar, tienes que hacerlo con tacto. La forma en que lo comuniques puede determinar si todo acaba de forma profesional o con una situación tensa.
Habla en persona, en un espacio privado, sin prisas ni correos fríos. Explica con claridad los motivos, sin rodeos, pero cuidando las formas. Escucha lo que la otra persona tenga que decir y evita debates que puedan alargar el mal trago.
Ser empático no significa dar marcha atrás, sino manejar el momento con dignidad y respeto.
Paga lo que corresponde y sin retrasos
No cumplir con las obligaciones económicas es un error grave que puede traer problemas serios. Un despido implica ciertos pagos que debes abonar sin retrasos.
El finiquito debe incluir el salario pendiente, las vacaciones no disfrutadas y cualquier otra cantidad que el trabajador haya generado. Si el despido no está bien justificado, podrías acabar pagando una indemnización por despido improcedente. Mejor asegurarte de hacer las cosas bien desde el principio.
Un asesor laboral puede ayudarte a calcularlo todo correctamente para evitar errores que luego salgan caros.
No olvides notificar el despido a la Seguridad Social
Un despido no termina con la conversación y los pagos. Tienes la obligación legal de notificar la baja del trabajador tanto a la Seguridad Social como al SEPE. Este paso es obligatorio y no hacerlo a tiempo puede conllevar sanciones administrativas.