¿Por qué nos apasiona tanto el tenis?
El deporte de la raqueta experimenta un auge global, que va mucho más allá de la devoción particular que podemos tener en España por lo que ha supuesto el mito de Rafa Nadal, y lo que promete el emergente Carlos Alcaraz. En este post intentaremos ofrecer las claves que explican la pasión que mueve el tenis en todo el mundo.
De todos los espectáculos deportivos de masas, el tenis es el que más puede llegar a exigir al espectador en cuanto a tiempo de atención, descontando otros deportes como el ciclismo, si bien durante esas etapas llanas kilométricas siempre hay quienes no se resisten a dar una cabezadita…
Sin embargo, como bien sabemos las competiciones de tenis a cinco sets (es decir, las de la mayoría de torneos del Grand Slam) pueden absorber al espectador durante horas sin que pestañee, con el intervalo mínimo de esos 90 segundos de descanso de los jugadores cada dos juegos.
Partidos de tenis que suelen irse a varias horas
Esto puede dar lugar a que en las superficies más lentas de tierra batida de torneos tan importantes como Roland Garros nos vayamos a partidos de tres o cuatro horas a poco que los choques estén igualados, e incluso más si se llega al quinto set y coinciden varios tie break.
Esto ocurre a veces también sobre superficies teóricamente más rápidas como la hierba de Wimbledon. Basta recordar esa mítica final de 2008 de Nadal y Federer que tuvo una duración de 4 horas y 48 minutos, en el considerado por muchos aficionados como el mejor partido de la historia.
La magia especial del tenis
Partidos como el que acabamos de referir son capaces de cautivar y absorber la atención de espectadores durante horas, y no hablamos solamente de seguidores españoles o suizos, y ni siquiera de aficionados al tenis de cualquier país, sino de amantes del deporte en todo el globo.
De acuerdo que puede haber carreras que duren igual o más y que también tienen su público, o que un partido de la NBA con sus shows puede prolongarse mucho, e incluso un encuentro de fútbol con prórroga y penaltis, pero ningún deporte como el tenis conjuga una relación duración/atención expectante a lo largo de todo el choque.
Probablemente, buena parte de la explicación del fenómeno esté en la épica particular del tenis, que enfrenta a dos rivales que han de disputarse cada punto, lo que abona para echar el resto, nunca mejor dicho, en cada bola en liza a los que son auténticos animales competitivos, como el propio Rafa Nadal sin ir más lejos.
Ese duelo sin cuartel entre dos deportistas individuales que no tienen el respaldo de un equipo es capaz de emocionar ‘per se’ al espectador, sin que tenga que operar la devoción por ningunos colores tan característica del fútbol, aunque obviamente en España siempre vamos a preferir que ganen Nadal o Alcaraz.
En la épica del héroe individual que afronta una ordalía que se prolonga durante horas, y en la que solo puede haber un ganador, estriba buena parte del motivo de que cautive tanto el tenis a espectadores de todo el mundo.